El Tiempo ¿tiene tres caras? La intuición nos dice que sí: pasado, presente y futuro. Arraigados en el lenguaje, en los recuerdos y en las esperanzas que albergamos en lo que está por llegar.

El tiempo es un concepto complejo que aún para la ciencia moderna sigue necesitando aclaraciones. Pero, aunque no sepamos cómo definirlo, sabemos cómo nos afecta su transcurrir. Sentimos lo que la experiencia de vivir el paso del tiempo supone para las vidas humanas.

Y esto es justamente lo que el gran pintor renacentista Tiziano representa en su cuadro llamado Alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia, actualmente conservado en la Galería Nacional de Londres.

Tiziano Vecellio di Gregorio: Alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia (c. 1550-70), óleo sobre lienzo, National Gallery de Londres.

Tiziano Vecellio di Gregorio: Alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia (c. 1550-70), óleo sobre lienzo, National Gallery de Londres.

La Alegoría del Tiempo de Tiziano

Se trata de una obra de madurez, en la que el pintor veneciano trabajó con esmero durante mucho tiempo,  para mantenerla en su taller.

Se piensa que en el momento de empezar a pintarla, Tiziano rondaría los 70 años. Una edad respetable para los estándares de todas las épocas. Y, si tenemos en cuenta que en el siglo XVI la esperanza de vida media no llegaba a los 45 años, todavía más…

A su venerable edad, el prolífico artista seguía trabajando y –probablemente- pensaba en su legado. De allí la interpretación que tradicionalmente se les ha otorgado a los tres rostros humanos que hallamos en el cuadro:

  1. A la izquierda, el autorretrato del propio Tiziano, plasmado como un anciano de barba blanca.
  2. En el centro, su hijo Orazio Vecellio (nacido en 1528) que también era pintor, siguiendo los pasos de su padre.
  3. A la derecha, su nieto y pupilo Marco Vecellio, nacido en 1545.

La vejez, la madurez y la juventud. Tres conceptos encarnados en tres semblantes distintos que parecen girar sobre un mismo eje. El pasado que da paso al presente que, a su vez, abre la puerta al futuro. El transcurrir del tiempo dispuesto de izquierda a derecha, igual que el sentido de la escritura de raigambre latina.

La frase que corona las tres cabezas (“Ex praeterito/Praesens prudenter agit/Ne futura actione deturpet”) apoya esta teoría. La traducción sería: “Desde la experiencia del pasado/prudencia en los actos del presente/para no echar a perder los actos del futuro”.

Es decir, aprendamos del pasado para saber qué hacer en el presente y construir un buen futuro. Una frase llena de sentido común… Pero en la manera en la que Tiziano elige representarla no hay absolutamente nada de “común”…

 

Una obra inusual para su tiempo

Lo habitual en la pintura renacentista era imaginar el tiempo mediante la figura mitológica del dios Cronos/Saturno (el que devora a sus hijos) o bien mediante escenas que pudieran aludir a este concepto.

Nos sirve de ejemplo la Alegoría de las tres edades de la vida (1512-14), una obra que el mismo Tiziano había realizado unos 50 años antes de empezar a pintar el cuadro que estamos analizando. Si comparamos las dos iconografías, notamos una diferencia enorme. La primera no tiene nada que ver con la segunda. Nos muestran la evolución de toda una vida dedicada al arte…

tiempo-Tiziano Vecellio di Gregorio: Alegoría de las tres edades de la vida (1512-14) óleo sobre lienzo, Galería Nacional de Escocia, Edimburgo.

Tiziano Vecellio di Gregorio: Alegoría de las tres edades de la vida (1512-14) óleo sobre lienzo, Galería Nacional de Escocia, Edimburgo.

Entonces… ¿en qué se basa Tiziano para idear esta representación? La verdad es que sus referencias para la cabeza de tres caras no quedan nada claras.

El dios de las tres caras

Puede ser que se inspirara en los iconos de la Trinidad tricéfala, que espantaron a los fieles durante la Baja Edad Media y que –por su parecido con las representaciones del diablo- fueron desapareciendo tras El Concilio de Trento (1545-63).

Anónimo: Trinidad trifacial (siglo XVI), pintura mural, Iglesia de San Quiriace de Provins (Francia).

Anónimo: Trinidad trifacial (siglo XVI), pintura mural, Iglesia de San Quiriace de Provins (Francia).

 

Puede ser que reinterpretara una escultura ubicada en la fachada del Palazzo Vendramin de Santa Fosca (Venecia) que muestra tres cabezas, con dos rostros jóvenes.

Y también puede ser que se tratara de una ocurrencia completamente original…

Pero lo realmente interesante en este punto es observar la extraordinaria similitud entre el cuadro de Tiziano y una escultura nacida en un contexto enteramente distinto: el colosal Shiva Trimurti de las Cuevas de Elephanta, fechado en el siglo VI de Nuestra Era. Los tres rostros de un dios del tiempo que crea, preserva y destruye.

tiempo-Anónimo: Shiva Trimurti (c. 550 d.C.) escultura en piedra, Complejo de Cuevas de la Isla de Elephanta, Bombay, India.

Anónimo: Shiva Trimurti (c. 550 d.C.) escultura en piedra, Complejo de Cuevas de la Isla de Elephanta, Bombay, India.

Lo más probable es que Tiziano no tuviera constancia alguna acerca de la existencia de esta magnífica obra de arte hindú. Por eso impresiona ver como dos mentes separadas por épocas y culturas completamente diferentes, pueden llegar a brillar de manera análoga, encontrándose en la misma idea.

El tiempo, la prudencia y los tres animales

Pero lo insólito de esta pintura de Tiziano no acaba aquí. Como habrás notado, a cada rostro humano le corresponde una cabeza animal. Un añadido no previsto, con el que el pintor veneciano ha sentido la necesidad de completar su cuadro. Tres animales para simbolizar las actitudes del hombre correspondientes a cada etapa de la vida:

  1. A la izquierda, un lobo asociado a la vejez, ya que devora la memoria de las cosas como el pasado.
  2. En el centro, un león símbolo de la fuerza de la madurez. Un animal imponente como el presente.
  3. A la derecha, un perro para significar la juventud. Un compañero fiel, con gran capacidad de aprendizaje. La esperanza en el futuro.

Para esta iconografía, las fuentes son algo más claras. Tiziano parece haberse basado en el notorio emblema del dios egipcio Serapis incluido en el libro El Sueño de Polífilo de Francesco Colonna (publicado en 1499). Aquí Serapis se representa con las cabezas de los tres animales antes mencionados. Un motivo que Piero Valeriano interpretó como alegoría de la Prudencia.

Piero Valeriano: Emblema del sol (1551) detalle extraído de Hyeroglyphica, Basilea, libro XXXII, fol. 229 r.

Piero Valeriano: Emblema del sol (1551) detalle extraído de Hyeroglyphica, Basilea, libro XXXII, fol. 229 r.

Una alusión al ritmo de la vida humana que Tiziano supo integrar a la perfección en una singular obra que –casi cinco siglos después- nos sigue resultando inquietante, a pesar del paso del Tiempo.

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